Monday, November 17, 2008

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Cor¬tázar, que ha confesado reiteradamente su deuda inte¬lectual con Borges, pero que ha aclarado: “Si se trata de las invenciones y las intenciones de Borges, ando hace mucho lejos de él”, se diferencia sobre todo del autor de Ficciones en un matiz que puede ser decisivo: ambos tienen un fondo de lirismo, pero en tanto que Borges “es radicalmente escéptico pero cree en la be¬lleza de todas las teorías” (son palabras de Enrique Anderson Imbert), Cortázar es más bien esperanzado y reserva su escepticismo precisamente para las teorías. En su agnosticismo, Borges se evade hacia la belleza, mientras que Cortázar busca denodadamente su kibutz en los meandros de la realidad, en los recovecos del alma humana, en las fatigas de la conciencia. La ra¬yuela de Cortázar tiene, de todos modos, un cielo, mien¬tras que las fabulaciones de Borges sólo traman y re¬corren sus ruinas circulares. “La gran lección de Bor¬ges es su rigor, no su temática”, ha dicho Cortázar; pero siendo uno y otro escritores excepcionales, cabe anotar que mientras Borges emplea su rigor para hacer cada vez más irrespirable la atmósfera de sus laberin¬tos, Cortázar en cambio lo usa para calcular y recalcular dónde estará el pasaje o el intercesor o la salida que lleve de algún modo a ese kibutz prolijamente entre-soñado.

1 comment:

Nacho said...

Borges wrote about ordinary things in an extraordinary way and Cortazar wrote about extraordinary things in an ordinary way...